Economía Postmodernista – Introducción
Las citas siguientes de Rorty, Ruccio y Amariglio ilustran uno de los obstáculos para entender la economía postmodernista—una falta de consenso entre los postmodernistas:
Economía Postmodernista – La Unidad Económica Básica: "El Yo Descentrado"
La economía fluye de nuestra comprensión de la persona. La psicología postmodernista ve a los seres humanos como ficciones—queriendo decir que no hay un yo unificado, racional, y ninguna comprensión permanente de quiénes somos. Más bien, lo que nosotros llamamos seres humanos, los postmodernistas lo llaman construcciones sociales.
Ruccio y Amariglio dicen que no existe "ningún 'yo' singular y único."5 En otras palabras, no existe la identidad propia y ninguna mente ni alma permanente. Los postmodernistas se refieren a los seres humanos, no como personas, sino como sujetos, cuerpos, o unidades. La persona sugiere la existencia de un yo singular y extraordinario que posee una personalidad o naturaleza humana. Para los postmodernistas, no hay naturaleza humana. Sólo existe un animal siempre en evolución, sumamente sexual y social con múltiples intereses subjetivos, pidiendo reconocimiento y aceptación. Ruccio y Amariglio admiten que no tienen "ningún interés en determinar ni representar cómo luce 'realmente' el cuerpo [sujeto]"6
Nuestra comprensión común del yo concuerda con nuestra percepción de los sexos y del sexo. Sin embargo, en la visión postmodernista, estos dos términos no son sinónimos. Por esto, haber nacido con una anatomía masculina o femenina no nos hace varón o hembra, porque estos conceptos son ficciones construidas socialmente. Ruccio y Amaraglio dicen: "Sin importar el sexo biológico," los seres humanos pueden estar "clasificados sexualmente de maneras diferentes."7 Por esto, según la manera postmodernista de ver las cosas, ya no hay sólo dos sexos—varón y hembra–sino una multiplicidad de géneros, incluyendo, pero sin limitarse, al heterosexual, el homosexual, el bisexual, el transexual, etc. Todas las sexualidades son social y económicamente construidas y deben ser consideradas en cualquier teoría y práctica económica emergente.8
Uno de los principales objetivos de la economía postmodernista es eliminar la distinción entre los hombres y las mujeres, una distinción que ha sido "inculcada por una sociedad patriarcal opresiva."9 El objetivo es eliminar la sociedad patriarcal misma y elevar las realidades económicas de los sujetos condicionados por el sexo (mujeres, homosexuales, bisexuales, etc.). El objetivo incluye crear ámbitos laborales más equitativos para todos los sujetos en campos que son vistos actualmente como monopolizados por los hombres heterosexuales—el ejército y el clero, por ejemplo.
La economía postmodernista está construida sobre varios conceptos entrelazados. Primero, la percepción de cada sujeto del yo es moldeada por la cultura circundante. Segundo, estas percepciones son ficciones en el sentido de que son historias que nos ha contado nuestra sociedad. Tercero, estas historias no concuerdan con nada objetivo ni eterno, y varían de cultura a cultura y con el tiempo.
Economía Postmodernista – Socialismo versus Capitalismo
Basándose en la convicción de que las unidades humanas son intercambiables, los postmodernistas critican nuestra comprensión de los sexos en la cultura occidental como opresiva y anticuada. Históricamente, los sistemas económicos occidentales estuvieron basados en una sociedad dominada por hombres. Se dice que los hombres han tenido ventaja, porque construyeron la sociedad y su correspondiente estructura económica para su provecho. Por lo tanto, a fin de crear una sociedad con igualdad de oportunidades para todos los sujetos debe ser desmantelado este sistema dominado por hombres. Ya que los hombres no les cederán voluntariamente su poder económico a las mujeres y a los pobres, el gobierno debe intervenir para asegurar que la justicia económica esté disponible para todos. El socialismo, o la economía planificada por el Estado, es tal intervención.
Por esto, los postmodernistas denuncian el capitalismo dominado por los hombres, porque produce individuos "unilaterales" que carecen de la capacidad para percibir el todo. El socialismo, en contraste, "potencialmente, le permite ver el todo a todos sus miembros."10 En otras palabras, el capitalismo atrae principalmente a la masculinidad heterosexual, mientras que el socialismo atrae la "totalidad" de sujetos descentrados, de numerosos géneros, con sus "muchas subjetividades diferentes, simultáneamente, sin privilegiar a ninguna como representativa de la verdadera esencia del sujeto, ya sea natural o histórica . . . y sin un objetivo o fin al que dirigirse."11
Algunos postmodernistas prefieren reemplazar el término socialismo con economía cotidiana.12 El colectivismo es un término más antiguo. Independientemente del término utilizado, existe una denuncia constante al capitalismo, mientras que los postmodernistas critican de varias maneras: 1) "Las ganancias parecen tener una prioridad más alta que las personas; 2) El estrés de los trabajadores es extenuante; y 3) Los ciudadanos de los Estados Unidos están siendo esquilados por los bancos y las compañías farmacéuticas, y por las compañías de energía, de servicios públicos, de seguros médicos, y grandes compañías internacionales en general [numerales añadidos]."13
Stephen Hicks proporciona una perspectiva a la visión postmodernista de la economía: "Los pensadores postmodernistas heredan una tradición intelectual que ha visto la derrota de todas sus más grandes esperanzas, pero siempre estaba el socialismo. Sin importar lo malo que se volvió el universo filosófico en la metafísica, la epistemología, y en el estudio de la naturaleza humana, existía todavía la visión de un orden ético y político que podría trascender todo, y crear la hermosa sociedad colectivista."14
Economía Postmodernista – Conclusión
La economía postmodernista es una mezcla de ideas y teorías contradictorias. Aunque la mayoría de los postmodernistas favorecen el socialismo, otros optan por alguna forma más suave de intervencionismo. Aún así, otros critican duramente tanto al socialismo como al capitalismo, y algunos critican todas las teorías económicas.
A fin de cuentas, aunque los postmodernistas no están completamente de acuerdo con cada detalle, están comprometidos con el lado izquierdista del espectro económico, favoreciendo, en varios grados, alguna forma de intervención del gobierno. Esta intervención puede ser más abierta, como con Ruccio y Amariglio, o menos abierta, como con Rorty. Pero en cualquier caso, hay un acuerdo en que el capitalismo es el enemigo de la justicia social. Pero, basados en la aversión postmodernista a los macrorelatos, la mayoría duda en ofrecer soluciones concretas, prefiriendo, en cambio, experimentar con algún grado de socialismo como la alternativa económica que se ajusta mejor a una estructura social siempre cambiante.
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