Política Cristiana – Introducción
En lo referente a la idea de política cristiana, la cosmovisión cristiana ve al gobierno como una institución establecida por Dios (Génesis 9:6; Romanos 13) con el propósito principal de promover la justicia para sus ciudadanos—protegiendo al inocente del agresor y del anárquico. Sin seguridad, todas las otras funciones del gobierno (proteger la vida, la libertad, la propiedad, la reputación, etc.) no tienen sentido.
Como cristianos, nosotros reconocemos al gobierno como una institución sagrada cuyos gobernantes son ministros establecidos por Dios (Romanos 13). Dios le ordenó al Estado practicar la justicia divina, y nos ordena obedecer sus reglas y leyes. Pedro nos instruye: "someteos. . . por causa del Señor a toda institución humana, sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien" (1ra de Pedro 2:13–14). Mientras el gobierno sirva el propósito para el que Dios lo creó, nosotros debemos mostrarle nuestra lealtad a Dios sometiéndonos al gobierno humano.
Política Cristiana – Gobierno Limitado
El alcance de la política cristiana es simplemente el siguiente: Esperamos que el Estado haga tareas limitadas, ordenadas por Dios. Sus dos papeles principales son proteger al inocente y castigar al culpable (Romanos 13:3–4). El gobierno debe adherirse al principio: "Pero hágase todo decentemente y con orden" (1ra de Corintios 14:40; Éxodo 18:19) porque el orden refleja el carácter de Dios.
Sabemos que el poder tiende a corromper, así que un gobierno que dispersa el poder es mejor que uno que junta el poder en las manos de unos pocos. Como cristianos, debemos darle la bienvenida a las oportunidades para tomar parte en el gobierno, con el objetivo de influenciar al Estado para ajustarse a la voluntad de Dios como institución social (Proverbios 11:11). La cosmovisión cristiana no señala ninguna forma de gobierno en particular como aceptable, aunque es más probable que una forma de gobierno constitucional se adapte más a los principios bíblicos y responda a sus ciudadanos que una menos democrática.
Un aspecto significativo del gobierno de los Estados Unidos que se ajusta a los ideales bíblicos es la división del poder en tres ramas—ejecutiva, legislativa, y judicial—junto con su sistema de revisiones y balances. El modelo de tres-ramas fue modelado de acuerdo a Isaías 33:22: "Porque Jehová es nuestro juez [judicial], Jehová es nuestro legislador [legislativo], Jehová es nuestro Rey [ejecutivo].”
Política Cristiana – Creación y Pecado Original
Quizás el concepto cristiano que nuestros padres fundadores comprendieron mejor fue que aunque estamos creados a la imagen de Dios, no obstante, tenemos una naturaleza pecaminosa. Debido a que ellos comprendieron estos aspectos opuestos de nuestra naturaleza, los padres fundadores diseñaron un gobierno apropiado para nuestro lugar legítimo en el orden creador de Dios.
El gobierno humano es necesario a causa de pecado. Nuestras malas inclinaciones hacia el pecado deben ser refrenadas por las leyes y un gobierno capaz de hacer cumplir esas leyes. De esta manera, el gobierno nos protege de nuestra propia naturaleza pecaminosa. Pero nuestros padres fundadores también lidiaron con el problema de proteger a los ciudadanos comunes de las inclinaciones pecaminosas de aquellos en autoridad. El resultado de sus esfuerzos es nuestro sistema de revisiones y balances dentro de las ramas del gobierno. Cada rama esgrime poderes únicos que impiden que el foco del poder y la autoridad gubernamental caigan en manos de unos pocos. Distribuyendo ampliamente el poder y la responsabilidad, el sistema norteamericano de gobierno minimiza la posibilidad de abuso de poder ocasionado por nuestra naturaleza pecaminosa. James Madison dice: "Si los hombres fueran ángeles, no sería necesario ningún gobierno. Si ángeles gobernaran a los hombres, no serían necesarios controles externos ni internos en el gobierno".1
Política Cristiana – La Fuente de Derechos Humanos
La política cristiana dentro de una cosmovisión cristiana comprende a Dios como la fuente y garantía de nuestros derechos humanos básicos. Debido a que creemos que estamos creados a la imagen de Dios (Génesis 1:26), sabemos que somos valiosos. (Esto se hace mucho más claro cuando recordamos que Cristo se hizo humano y murió por la humanidad). Dios les otorga a todos los individuos los mismos derechos, basados en un estándar moral absoluto. La Declaración de Independencia proclama: "Todos los hombres son creados iguales. . . [y] fueron dotados por su Creador con ciertos derechos inalienables". Dos suposiciones son inherentes a esta declaración: 1) fuimos creados por un Ser sobrenatural; y 2) este Ser proporciona la base de todos los derechos humanos.
El conocimiento de que los derechos humanos están basados en una Fuente inmutable y eterna es crucial para nuestra comprensión de la política. Si nuestros derechos no estuvieran atados de manera inextricable al carácter de Dios, entonces serían asignados arbitrariamente según los caprichos de cada generación o partido político pasajero—los derechos son "inalienables" sólo porque están basados en el carácter inmutable de Dios. Por lo tanto, los derechos humanos no se originan con el gobierno humano, sino con Dios Mismo, quien le ordena a los gobiernos a asegurar estos derechos.
Nuestros padres fundadores comprendieron esto perfectamente. John Adams, en una carta a Thomas Jefferson en 1813, dice: "Los principios generales sobre los que nuestros Padres alcanzaron la independencia, fueron los únicos Principios en los que esa hermosa Asamblea de jóvenes caballeros se podría unir. . . ¿Y cuáles fueron estos Principios generales? Yo respondo, los Principios generales del cristianismo, en los que todas estas Sectas fueron Unidas. . . Ahora confieso, lo que entonces creí y ahora creo, que esos Principios generales del cristianismo son tan eternos e inmutables como la Existencia y los Atributos de Dios."2
John Winthrop dice que el mejor amigo de la libertad es aquel que es "más sincero y activo en promover la religión verdadera y sin mácula, y quien se propone combatir con la mayor firmeza todo tipo de obscenidades e inmoralidades. Cualquiera que se confiese enemigo de Dios, no tengo escrúpulos en llamarlo enemigo de su país."3
Noah Webster escribió: "Los principios y preceptos morales encontrados en las Escrituras deberían formar la base de todas nuestras constituciones y leyes civiles. Estos principios y preceptos tienen por base la verdad, la verdad inmutable."4 Alexis de Tocqueville dice: "No hay ningún país en el mundo donde la religión cristiana tenga mayor influencia sobre las almas de los hombres que en América; y no puede haber una prueba más grande de su utilidad, y de su conformidad con la naturaleza humana, que la de que su influencia se siente más poderosamente sobre la nación más ilustre y libre de la tierra."5 George Washington, en su discurso inaugural como primer presidente de los Estados Unidos, se refirió a "las sonrisas propicias del cielo" que recaen únicamente en esa nación que no "ignora las reglas eternas de orden y justicia que el cielo mismo ha ordenado."6
Política Cristiana – Conclusión
De acuerdo a la política cristiana bíblica, Dios les ordena a los gobiernos que administren Su justicia. Cuando el gobierno gobierna dentro de los límites de su papel en el orden de Dios, nos sometemos voluntariamente a la autoridad del Estado, porque comprendemos que Dios lo ha colocado en autoridad sobre nosotros. Sin embargo, cuando el Estado abusa de su autoridad o afirma ser soberano, debemos obedecer la ley trascendente de Dios antes que aquella del Estado. Nuestra lealtad a Dios puede llamarnos a la participación política en un esfuerzo de crear un gobierno justo y bueno. La participación de personas justas puede influenciar significativamente al gobierno para mejor.
Nuestra lucha continua para crear y mantener un gobierno justo puede o no ser efectiva. Sin embargo, nosotros debemos permanecer obedientes a Dios en cualquier circunstancia. Colson dice: "Los cristianos deben llevar a cabo su deber lo mejor que puedan. Pero, aún cuando sientan que no hacen ninguna diferencia, que no pueden traer los valores cristianos a la arena pública, el éxito no es el criterio. La fidelidad lo es.”7
Derechos de Autor © 2002-2021 AllAboutWorldview.org, Todos los Derechos Reservados