Teología Marxista – Ateísmo
La teología marxista es expuesta claramente por Lenin: "La religión es el opio del pueblo. La religión es un tipo de alcohol espiritual…1
"Nosotros, los comunistas, somos ateos,"2 declaró Chou En-lai en Bandung, en la Conferencia de Indonesia de abril de 1955. Este líder comunista chino captó el ingrediente teológico fundamental del marxismo-leninismo en una palabra: ateísmo. Hoy, los marxistas-leninistas prefieren dos palabras: ateísmo científico.
Desde los días universitarios de Carlos Marx hasta el presente, portavoces oficiales del marxismo han sido consecuentes con el contenido de su teología—que Dios, ya sea que se le conozca como un Ser Supremo, Creador, o Gobernante Divino, no existe, no puede existir, y no debe existir.3
Dios es considerado un impedimento, hasta un enemigo, de una visión científica, materialista y socialista. La idea de Dios, insiste Lenin, exhorta a la clase obrera (el proletariado) a ahogar su terrible situación económica en el "alcohol espiritual" de un cielo mítico ("castillos en el aire y nubes de algodón"). Un solo sorbo de esta bebida alcohólica disminuye el fervor revolucionario necesario para exterminar a la clase opresora (la burguesía), ocasionando que la clase obrera pierda su única oportunidad de crear un verdadero paraíso humano en la tierra: el comunismo mundial.
Teología Marxista – Creencias
En la teología marxista, la religión como "el opio de las masas" fue un desarrollo posterior en la mente de Carlos Marx. Su ateísmo fue concebido en la arena embriagadora de la filosofía, no en la economía ni en la sociología. Cuando Marx se convirtió en ateo, en la Universidad de Berlín, él no estaba pensando en el valor excedente, ni en la dictadura del proletariado. Estaba pensando en las filosofías de Prometeo, Georg W. F. Hegel, Bruno Bauer, David Strauss, y Ludwig Feuerbach.
"La filosofía no oculta esto," dijo Marx. "La profesión de fe de Prometeo: 'En una palabra, ¡yo odio a todos los dioses!', es la suya propia, su propio juicio contra todas las deidades celestiales y terrenales que no reconocen la conciencia humana como la divinidad suprema. Nada debe permanecer junto a ella."4
En un círculo radical de Juventud Hegeliana que incluía a Ludwig Feuerbach y a Frederick Engels, Marx se convirtió en ateo. El ateísmo fue adoptado por el grupo, con la proclamación de Feuerbach: "Es claro como el sol y evidente como el día que no existe ningún Dios; y aún más, que no puede haber ningún Dios."5
Aceptando la conclusión de Feuerbach de que Dios es una proyección creada por la misma humanidad, Marx alardeó: "El hombre es el ser supremo para el hombre." Ciertamente, Marx explica que esta opinión señala el final de todas las religiones: "La crítica de la religión termina con la enseñanza de que el hombre es el ser supremo para el hombre. . . . "6
Para Marx, entonces, la humanidad es Dios. Nosotros creamos a Dios a nuestra propia imagen. Nosotros creamos la religión para adorarnos a nosotros mismos. La idea de que Dios es simplemente nuestra proyección está contenida en la afirmación de Marx de que el hombre "buscaba un superhombre en la realidad fantástica del cielo y no encontró nada allí, sólo su propio reflejo." 7
Debido a que Marx cree que somos Dios, también cree que debemos tomar el control de la realidad y moldearla de acuerdo a nuestras especificaciones. "Los filósofos sólo han interpretado al mundo de distintas maneras," dice Marx; "lo importante, sin embargo, es cambiarlo."8 Debido a que las instituciones de la sociedad descansan sobre una base de teísmo, Marx determinó cambiar todas las instituciones sociales y re-establecerlas sobre bases ateas. Para este fin, Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista, exigieron el "derrocamiento forzoso" de todas las condiciones sociales existentes.
Esta petición estaba basada en el ateísmo dogmático de Marx, y no en una observación social desapasionada. Las teorías económicas de Marx—y, ciertamente, toda su cosmovisión—fueron diseñadas para encajar con su teología.
Teología Marxista – Significado de la Teología en la Teoría Marxista
Aunque se han hecho algunos intentos para minimizar el papel del ateísmo en la teología marxista (especialmente en el reclutamiento de cristianos ingenuos y de otras personas religiosas para participar en actividades marxistas-leninistas, tales como el movimiento de la Teología de la Liberación), los marxistas están conscientes, en privado, de su necesidad fundamental de una base atea.
La búsqueda de Marx de "verdades científicas" para reforzar su ateísmo lo llevó a conclusiones que moldearon su teoría comunista. A medida que se trasladaba de la base filosófica del ateísmo al terreno socio-económico, llegó a la conclusión (basado en sus suposiciones ateas) que la religión es simplemente un anti-depresivo para la clase obrera oprimida. Su resumen de esta explicación ha sido citado por todo el mundo, aunque no fue su base original para el ateísmo. "La religión," dijo Marx, "es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo."9
El amigo y compañero ateo de Marx, Engels, declaró: "Queremos barrer todo lo que afirme ser sobrenatural y sobrehumano, porque la raíz de toda falsedad y mentira es la pretensión del humano y de lo natural de ser sobrehumano y sobrenatural. Por esa razón hemos declarado la guerra de una vez por todas a la religión y a las ideas religiosas, y nos importa poco si se nos llama ateos u otra cosa."10
Al igual que Marx, Engels previó un tiempo cuando acabarían todas las religiones. Arguyó que cuando la sociedad adopta el socialismo, esto es, cuando la sociedad toma posesión de todos los medios de producción y los utiliza en una base planificada (eliminando así la esclavitud económica de la clase obrera), la religión misma desaparecerá.
Teología Marxista – Conclusión
En la teoría y en la práctica, el marxismo refleja su base atea. Ser marxista demanda una adherencia al ateísmo. Ser un buen marxista conlleva ser un propagador del ateísmo. Ser el mejor marxista es ver el ateísmo como parte de la visión científica, materialista y socialista, y esforzarse para erradicar todo sentimiento religioso.
Desde los excitantes días de Marx y Engels, pasando por la era de Lenin y Stalin y siguiendo hasta la Escuela Fráncfort (Adorno, Marcuse, etc.), las Brigadas Rojas, Herbert Aptheker, William Z. Foster, Paul Robeson (ganador del Premio de la Paz de Stalin), el Partido Comunista EEUU, Gerda Lerner, Eric Foner, Howard Zinn, RESPUESTA Internacional, Antonio Gramsci, Gyorgy Lukacs, Walter Benjamin, Eric Hobsbawn—el juicio al marxismo continúa junto con su teología atea.
Desde El Manifiesto Comunista (1848)11 hasta el último manifiesto titulado Imperio (2000), la búsqueda hacia un mundo ateo continúa. Imperio fue escrito por Michael Hardt de la Universidad Duke, y Antonio Negri; y fue publicado por Harvard University Press. Negri, asociado con las Brigadas Rojas, fue responsable de muchos estragos por toda Europa. Hardt y él nos enseñan: "Sin embargo, nuestro peregrinaje por la tierra, a diferencia del de San Agustín, no conduce a un telos trascendente [propósito más allá de este mundo]; es y continúa siendo absolutamente inmanente [aquí y ahora]. Su movimiento continuo, que reúne a los extranjeros en una comunidad, que hace de este mundo su hogar, es a la vez el medio y el fin o, más precisamente, un medio sin un fin."12
National Review se refirió al Imperio como "el libro comunista más candente e inteligente del momento'"13 y la revista Foreign Affairs se refirió a él como “[una] visión amplia neo-marxista del orden mundial venidero."14 Los teístas de todas partes reconocen, como lo hizo Feodor Dostoevsky, que "el problema del comunismo no es un problema económico. El problema del comunismo es el problema del ateísmo."15
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